domingo, 7 de septiembre de 2025
La sonrisa de las letras: finalista del Premio Mentes AMI 2025 (Atresmedia)
sábado, 31 de mayo de 2025
La última página de un libro inolvidable
Hay momentos que uno sabe, desde que suceden, que
quedarán para siempre. Esta entrada no es solo la última del curso: es el punto
final —y a la vez un punto y seguido— de una historia que hemos escrito juntos
durante dos años. Una historia con unos protagonistas muy claros: mis niños y
niñas de los cursos 2023-2024 y 2024-2025, esos niños y niñas extraordinarios
con los que he compartido tanto.
Para esta última actividad, les propuse algo muy
sencillo: escribir una redacción con título libre. Lo que no esperaba era que
muchos de esos textos acabarían siendo cartas, homenajes, recuerdos,
despedidas, donde la protagonista —para mi sorpresa y emoción— era yo: la
maestra Superisa. Gracias, de corazón, por cada palabra, por cada guiño, por
cada historia donde me he visto reflejada como parte de vuestras aventuras.
No puedo expresar con palabras todo lo que estos niños
y niñas han significado para mí. Son inteligentes, sensibles, llenos de
talento. Algunos escriben como si tuvieran alas en los dedos; otros dibujan
mundos con una línea. Algunos bailan, componen, actúan o hacen reír... y todos,
absolutamente todos, han trabajado este curso con una mezcla maravillosa de esfuerzo, ilusión y alegría. Siempre
han dado lo mejor de sí mismos en cada redacción, en cada dibujo, en cada
presentación. Y el resultado ha sido mágico: historias que brillan, que emocionan, que hacen volar la imaginación.
Sé que pronto comenzarán una nueva etapa en la ESO, y
aunque me cuesta despedirme, también me siento profundamente orgullosa. Han
crecido, han aprendido, se han superado. Y lo han hecho juntos.
Hoy cierro el curso con una sonrisa (de letras, sí,
pero también del alma), porque he tenido el privilegio de ser testigo —y parte—
de su camino. Gracias por dejarme acompañaros. Gracias por dejarme entrar en
vuestras historias.
Y ahora... a seguir escribiendo. Porque lo mejor, lo
sé, está aún por venir.


Érase un hombre a un móvil pegado
La semana pasada, las
clases de Lengua y Literatura se transformaron en una auténtica cápsula del
tiempo. Me vestí con capa, sombrero de ala ancha para llevar a mis niños y niñas al corazón del Siglo de Oro. Juntos viajamos
al Madrid de los espadachines, pícaros y poetas de pluma afilada, para conocer
la legendaria rivalidad entre Francisco de Quevedo y Luis de Góngora.
A través de una presentación dinámica —y un poco
teatral— exploramos el contexto histórico y literario de estos autores. Les
presenté su guerra poética, sus estilos opuestos (el conceptismo y el
culteranismo), y cómo los versos podían ser armas cargadas de ironía, ingenio y
crítica mordaz.
Inspirados por el
famoso poema “Érase un hombre a una nariz pegado”, lancé a mis niñas y niños un
desafío literario muy actual: escribir sus propios poemas con el título “Érase un hombre a un móvil pegado”. La
consigna era emular el tono satírico de Quevedo, pero aplicándolo a un tema
contemporáneo: la adicción al móvil, los chats infinitos y los “likes” sin
control.
El resultado ha
sido una auténtica joya. Los poemas que han escrito están repletos de ingenio, imaginación y sentido crítico.
Han sabido captar con humor y profundidad una realidad que conocen muy bien, y
lo han hecho con una riqueza verbal y una creatividad sorprendentes. Han
inventado palabras, han jugado con hipérboles que harían sonreír al propio
Quevedo, y han demostrado que la poesía también puede ser una herramienta para
pensar y cuestionar el mundo que nos rodea.
En un momento en
que es fácil caer en el consumo pasivo de contenidos, ver cómo mis alumnos se
expresan, reflexionan y crean con libertad ha sido, sin duda, uno de los
mayores regalos del curso.
Os invito a leer sus poemas a continuación. Disfrutadlos con una sonrisa... y, por qué no, con el móvil bien lejos por un rato.
Gracias
por tanto a mis chatis.


