Esta semana en clase hemos viajado al mundo de lo absurdo, lo musical y lo imaginativo. Hemos trabajado con las jitanjáforas, una forma de expresión que parece un juego…
El término jitanjáfora lo acuñó en 1930 el poeta mexicano Alfonso Reyes, quien lo tomó de unos versos del cubano Mariano Brull. Según Reyes, las jitanjáforas son:
“Creaciones que no se dirigen a la razón, sino más
bien a la sensación y a la fantasía. Las palabras no buscan aquí un fin útil.
Juegan solas.”
Es decir, son combinaciones de palabras que no tienen
un significado literal, pero que suenan, bailan y despiertan emociones,
imágenes o risas. Son poemas que se saborean más con el oído y el corazón que
con la lógica.
Pero aunque el nombre sea moderno, el recurso es muy antiguo. Mucho antes de Reyes, poetas del Siglo de Oro como Lope de Vega o Francisco de Quevedo ya jugaban con las jitanjáforas, incluso con fines humorísticos o satíricos. Un ejemplo famoso es este fragmento de Quevedo, que parodiaba el estilo recargado de Góngora:
¿Qué captas,
nocturnal, en tus canciones,
Góngora bobo, con crepusculallas,
si cuando anhelas más garcivolallas,
las reptilizas más y subterpones?
Más adelante, poetas como Rafael Alberti o Vicente Huidobro también usaron esta figura literaria para llenar sus versos de ritmo, sonoridad y frescura. Por ejemplo, este precioso fragmento de Bailecito de bodas, de Alberti:
Por el
totoral,
bailan las totoras
del ceremonial.
Al tuturuleo
que las totorea,
baila el benteveo
con su bentevea.
¿Quién vio al picofeo
tan pavo real,
entre las totoras,
por el totoral?
Y si pensáis
que las jitanjáforas son cosa de poetas, pensad en canciones populares como "Aserejé"
o muchas canciones infantiles llenas de palabras inventadas y ritmos
contagiosos. ¡Están por todas partes!
Mis niños y
niñas han creado sus propias jitanjáforas, dejando volar su imaginación con palabras
inventadas, sonidos disparatados y versos llenos de color. Hemos reído, nos
hemos sorprendido y hemos descubierto que a veces no hace falta entender para
disfrutar.
Aquí os dejo una selección de sus jitanjáforas. Seguro que os gustan tanto como a mí.
A mis chatis, decirles que sois verdaderos artistas del lenguaje, capaces de hacer que las letras bailen, canten y sueñen. ¡Estoy muy orgullosa de cada uno de vosotros y vosotras!






