La cantidad de aparatos que han inventado mis niñas y niños ha sido enorme y de lo más original. Me he encontrado, por ejemplo, con un desanimalizador que convierte a los animales en humanos, el desborrador que en vez de borrar, pinta, varios despejos, la deslupa con la que se ve todo microscópico, el desmetira que si te lo tomas no puedes decir ninguna mentira, el desenfado que sirve para quitar los enfados, el descañón que en vez de bombas echa confeti, el despobrecedor que hace que no haya pobreza o unas semillas de crecimiento ultra rápido para repoblar los espacios naturales destruidos por el ser humano. Ojalá existieran estos aparatos que han inventado mis alumnas y alumnos, todo sería más bonito y divertido.
Debido al espacio no puedo poner todas las historias de mis niños y niñas. Todas han sido fantásticas y muy creativas. Os dejo algunas de ellas. Si queréis pasar un buen rato, leedlas.
Y para mis "chatis" solo deciros que gracias por el regalo que me hacéis todas las semanas. Me siento muy orgullosa de todos vosotros y vosotras porque cada día escribís mejor, con más fantasía y creatividad, con todo el trabajo y esfuerzo que eso supone.
En lo profundo de un bosque, rodeado de montañas, alejado de la civilización humana, vivía un científico muy particular llamado Pepe.
Pepe era distinto a los otros científicos porque no le gustaba trabajar en un laboratorio, además le apasionaba la naturaleza y utilizaba el bosque, con sus animales y plantas como lugar de trabajo.
Uno de sus grandes logros
había sido poder comunicarse con los animales y plantas, había conseguido un
extracto de hierbas y minerales que desarrollaba tanto los sentidos que podía
comunicarse con cualquier ser vivo.
También había desarrollado
unas semillas de crecimiento ultra rápido, muy útiles para los espacios que
habían sido quemados o destruidos por el ser humano.
A pesar de estos logros, cada
año en la reunión mundial de científicos donde exponían avances y
descubrimientos, las ideas de Pepe no eran bien recibidas por el resto de
científicos.
Pepe sentía tristeza y no
comprendía por qué no aceptaban sus logros y descubrimientos, él se esforzaba
mucho y se sentía muy orgulloso de los logros que había conseguido.
Pasaron los años y nuevos
científicos, más jóvenes, empezaron a tener en cuenta todo el trabajo de Pepe,
dándole el valor que se merecía.
Pepe
sigue viviendo en el bosque, con los animales y las plantas.