Hay momentos que uno sabe, desde que suceden, que
quedarán para siempre. Esta entrada no es solo la última del curso: es el punto
final —y a la vez un punto y seguido— de una historia que hemos escrito juntos
durante dos años. Una historia con unos protagonistas muy claros: mis niños y
niñas de los cursos 2023-2024 y 2024-2025, esos niños y niñas extraordinarios
con los que he compartido tanto.
Para esta última actividad, les propuse algo muy
sencillo: escribir una redacción con título libre. Lo que no esperaba era que
muchos de esos textos acabarían siendo cartas, homenajes, recuerdos,
despedidas, donde la protagonista —para mi sorpresa y emoción— era yo: la
maestra Superisa. Gracias, de corazón, por cada palabra, por cada guiño, por
cada historia donde me he visto reflejada como parte de vuestras aventuras.
No puedo expresar con palabras todo lo que estos niños
y niñas han significado para mí. Son inteligentes, sensibles, llenos de
talento. Algunos escriben como si tuvieran alas en los dedos; otros dibujan
mundos con una línea. Algunos bailan, componen, actúan o hacen reír... y todos,
absolutamente todos, han trabajado este curso con una mezcla maravillosa de esfuerzo, ilusión y alegría. Siempre
han dado lo mejor de sí mismos en cada redacción, en cada dibujo, en cada
presentación. Y el resultado ha sido mágico: historias que brillan, que emocionan, que hacen volar la imaginación.
Sé que pronto comenzarán una nueva etapa en la ESO, y
aunque me cuesta despedirme, también me siento profundamente orgullosa. Han
crecido, han aprendido, se han superado. Y lo han hecho juntos.
Hoy cierro el curso con una sonrisa (de letras, sí,
pero también del alma), porque he tenido el privilegio de ser testigo —y parte—
de su camino. Gracias por dejarme acompañaros. Gracias por dejarme entrar en
vuestras historias.
Y ahora... a seguir escribiendo. Porque lo mejor, lo
sé, está aún por venir.

