


Técnicas y estrategias para la animación a la escritura y lectura
Diciembre ha llegado y, con él, la ilusión propia
de la Navidad que ya asoma en cada rincón. En clase también se nota que los
días especiales se acercan así que esta semana propuse a mis niños y niñas un
reto muy acorde con estas fechas: escribir una historia que comenzara con “Hola, soy un árbol de Navidad”.
A partir de ahí, mis niños y niñas han dado vida
a personajes únicos: árboles de Navidad que viven en casa de Papá Noel, amantes
del verano, alguno que sueña con ser bailador de flamenco, guardianes de
secretos, grandes confidentes de los Reyes Magos o Papá Noel.... Cada uno con
su voz, su historia y su personalidad.
Pero no solo han escrito: también han dibujado,
recortado, construido con lana, con cuentas, con imaginación sin límites.
Os animo a que leáis
las redacciones
de mis “chatis” y veáis sus dibujos y manualidades.
A mis “chatis” decirles
que estoy muy orgullosa de cada uno de ellos y ellas, de su imaginación, de cómo
se expresan y, sobre todo, de su ilusión y esfuerzo.
Espero que este pequeño bosque literario también ilumine vuestra Navidad.
















Esta semana nuestra clase se ha
convertido en un jardín lleno de colores, historias y creatividad. Esta vez el reto llevaba un título sencillo pero muy inspirador: “Hola, soy una flor”. A partir de ahí, mis niños y niñas han
dejado volar la imaginación y han creado un mundo entero de personajes florales.
Las flores que han imaginado no son flores cualquiera:
hay margaritas que brillan, girasoles azules, orquídeas que cambian de color
según su estado de ánimo, flores que huelen tan fuerte que pueden marearte,
otras que viven en desiertos extremos o en jardines mágicos, e incluso alguna
que produce algodón de azúcar y pistachos.
Pero no solo han escrito, también han dibujado,
pintado, recortado, moldeado y construido flores con todo tipo de materiales.
Al leer sus textos y contemplar sus obras, es imposible no sentirse orgullosa
del cariño, el esfuerzo y la originalidad que han puesto en cada trabajo.
Os dejo aquí algunas de sus historia, junto con sus dibujos y manualidades para que podáis disfrutar, como yo, de este jardín literario.
Porque cuando escriben, mis alumnos no solo practican la lengua: crean mundos, y dejan florecer todo lo que
llevan dentro.
A mis chatis: seguid trabajando con la misma ilusión y creatividad, porque cada semana os superáis un poquito más.







