Este blog nace de la ilusión, del esfuerzo, de las ganas de aprender, del deseo de compartir ideas, y por supuesto, del trabajo diario con mis alumnos.
Va dirigido principalmente a maestros de primaria, pero también a los alumnos en general y a mis "chatis" en particular.
En este blog presento cómo desarrollo en el aula la animación a la lectura y la expresión escrita, fundamentales para fomentar la imaginación y creatividad de los alumnos, pero también para impulsar su capacidad de reflexión, su libertad de pensamiento, y el fortalecimiento de su escala de valores y emociones.
Asi mísmo presentamos y aprendemos aspectos de cultura general que enriquecen su formación académica y personal.
Espero que disfrutéis con él.

martes, 8 de abril de 2025

El jardinero que cultivaba palabras

Esta semana mis niños y niñas se embarcaron en una aventura muy especial: cada uno de ellos y ellas se convirtieron en un pequeño jardinero… pero no de plantas, sino de palabras.

El punto de partida fue un título mágico: “El jardinero que cultivaba palabras”. A partir de él, les propuse reflexionar sobre la fuerza que encierran las palabras, esas que sanan, iluminan y abrazan… y también sobre aquellas que, si no las cuidamos, pueden marchitar el alma. Les invité a pensar en el lenguaje como un jardín vivo, que necesita cuidados, mimo y presencia. Porque si una palabra que se olvida, se pierde. Y cuando eso ocurre, es como si una flor única se extinguiera.

El resultado ha sido maravilloso: historias llenas de ternura, imaginación y profundidad. Me siento orgullosa de ver cómo, con tan solo once o doce años, mis “chatis” son capaces de pensar en la importancia de hablar con cuidado, de escribir con respeto, de comunicarse con amor.

Y no solo las palabras florecieron. Los dibujos y las presentaciones que han acompañado sus relatos son pequeñas obras de arte. Aquí comparto algunas de sus historias. Espero que os lleguen al corazón como me han llegado a mí.

Que nunca dejemos de sembrar palabras que cuiden, que conecten, que den vida.

¡Bravo, chatis!