¿Puede un espejo sentir envidia?
Esa fue la pregunta que propuse esta semana a mis niños y niñas y, como siempre, su imaginación voló mucho más allá de lo que yo podía esperar. Algunos espejos de sus historias están cansados de reflejar siempre lo mismo, otros esconden sentimientos que nadie imagina y, lógicamente, no podía faltar el espejito de la madrastra de Blancanieves.
¡Mirad las presentaciones y dibujos que acompañan a sus redacciones! Cada espejo tiene su propia personalidad: algunos tienen ojos y boca, otros reflejan a personajes, hay marcos decorados, efectos de brillo con papel de aluminio, colores vibrantes, y hasta espejos en 3D. De verdad, no puedo estar más orgullosa del esfuerzo y cariño que han puesto. Es un auténtico museo de imaginación en miniatura.
Esta es, nada más y nada menos, que la penúltima
redacción del curso. Solo nos queda una última aventura por escribir, y ya
empiezo a echar de menos estos momentos de lectura en voz alta, de risas
compartidas y de sorpresas escondidas entre líneas. A todos mis niños y niñas:
gracias por poner tanto corazón en cada texto, en cada dibujo y presentación.
Estoy muy orgullosa de todos vosotros y vosotras.
Aquí os dejo una
pequeña muestra de esas historias tan increíbles. Ojalá las disfrutéis tanto
como yo.
