Como he comentado en más de una ocasión, a la imaginación la encanta el juego de los contrastes a la hora de crear historias o cuentos. Por eso, ¿hay mayor contraste que un vampiro o vampira coqueto o coqueta que no pueda mirarse al espejo? Si me pusiera en su lugar desde luego que lo pasaría mal. ¿Qué podría hacer para comprobar lo guapa que estoy? Esta pregunta fue la que trasladé a mis niños y niñas para que escribieran una historia sobre un vampiro coqueto que no puede mirarse al espejo y cuyo mayor deseo es ver su imagen reflejada. Además, con este ejercicio trabajamos la descripción física y psicológica de una persona.
Os dejo algunas de las historias que escribieron mis niños y niñas así como los dibujos con las que las ilustraron.