sábado, 12 de junio de 2021

El árbol que daba libros

Uno de mis objetivos en el área de Lengua en la etapa de Primaria es que los niños aprendan a amar la lectura (la que ellos quieran y vayan descubriendo) y la escritura. Leer y escribir van casi siempre de la mano. A escribir se aprende escribiendo, es decir, practicando, como todo en la vida. Y para comenzar a escribir tenemos que empezar por lo que nos gusta, lo que conocemos o lo que nos trae buenos recuerdos, poco a poco, aprendiendo técnicas y reglas. 

Escribir requiere práctica y conocer una serie de pautas y técnicas pero es difícil escribir si no nos gusta la escritura. El gusto a la escritura es como la semilla de un árbol que plantamos en la tierra y vamos cuidándolo poco a poco, sin forzar que las ramas vayan a un sitio u a otro, respetando su tiempo de crecimiento pero siempre iluminándolo con la luz del sol y echándole el agua que necesita.

Esa luz y ese agua es la imaginación y la creatividad. Una imaginación que necesita que la fomentemos y que nos valdrá en todas las facetas de nuestra vida.

A lo largo de estos dos años he intentado que mis actuales alumnos y alumnas desarrollen su creatividad, su imaginación no solo proponiéndoles ejercicios de escritura sino leyendo cuentos en clase de Gianni Rodari o Maria Elena Walsh donde el absurdo, el humor, los cambios de roles, una nueva versión de los personajes de cuentos clásicos han sido modelos para mis niños. Con estos cuentos han reído y también han aprendido que dejar volar la imaginación alcanzando cada día un poquito más de altura.

Vamos terminando el curso y despido a mis queridos "chatis" que ya pasan a Secundaria con el deseo de que esa semilla que intente plantar hace dos años por el gusto a la escritura haya echado raíces en su corazón. Espero que, cuando en los próximos años tengan que hacer redacciones, sepan que solo tienen que echar a volar esa gran imaginación que poseen y escribir sin miedo,  disfrutando de contar esa historia que tienen en ese mundo llamado Fantasía.

Como último ejercicio les planteé que escribieran una historia sobre "El árbol que daba libros". Un árbol que bien pueden ser mis niños y unos libros que perfectamente pueden ser sus historias.

Gracias, chicos, por estos dos años de entrega y generosidad. Me siento inmensamente orgullosa de cada uno de vosotros y vosotras.

Aquí os dejo algunas redacciones.